Donde cantó la gallina después de asada – De Torres del Río a Santo Domingo de la Calzada #dia3
3 etapas: 72km
A 565km de Santiago de Compostela
Con las subidas del Camino del día anterior, decidí empezar por carretera. ¿Si hay una bifurcación para donde es el camino? 98% de probabilidades de que sea el que va hacía arriba.
Pillé una bajada impresionante, hasta 62km/h hasta que me acordé que tenía madre, cara de velocidad, la lagrimilla escapando por el lateral del ojo… y… un mosquito se metió en mi ojo, pasando directamente al cerebro.
Pero este día era diferente, ya no miraba los contratiempos con mala cara. Me sentía más a gusto y con las piernas más fuertes. Tenía más soltura en la bici, soltaba las manos para descansar la espalda, comía fruta mientras pedaleaba, hice un montón de fotos y videos. Disfruté del viento, de estar sola, de haber elegido el camino, de ser valiente. Sí valiente.
De la poca gente que conocí hasta esta altura del Camino y de estas las que llegué a preguntar porque lo hacían, casi siempre era por desilusiones amorosas.
Un hombre de 40 años lo hacia porque nada era como él había imaginado. A los 40 años la novia le había dejado, no tenía el trabajo que había soñado, ni mujer, ni los hijos. Pensaba que los tendría. Lo daba por hecho. La vida le había desilusionado. “Nada cambia… tener 30 o 40 es lo mismo”.
Hace tan solo una generación la vida era más lineal, casi todo el mundo se casaba y tenían hijos. Ahora, en Europa, la gente alarga la adolescencia hasta los 35 y cuando piensa en formar una familia ya tienen canas. Hale… yo ya tengo canas. Es difícil hacer un análisis, pero creo que ya no nos conformamos con nada, queremos todo. La libertad de viajar, el dinero, los niños, el amor, el príncipe encantado, el sexo constantemente apasionado y un largo etc. Y si algún factor falla, va todo al garete. Esa manía de buscar la “felicidad”, una palabra sin definición clara que nos han enseñado a perseguir, intangible, que en realidad no sabes si la tocas o no. ¿Eres feliz? ¿El trabajo te hace feliz? ¿Tu pareja te hace feliz? Analizas constantemente tu grado de felicidad y esto igual no te hace muy feliz.
Y si mal no recuerdo eso es un blog de viajes, así que…quería deciros que Logroño es PRE-CI-O-SA. Aquí hay que volver…
Y que aunque uno esté cansado, meterte por el Camino de barro es fundamental si no te quieres perder esto:
Este día yo literalmente disfruté del Camino, de avanzar, del progreso y de la belleza. Quizás esto es lo que te hace rozar la felicidad. No las condiciones optimas, sino la sensación de progreso constante.
Ya estaba bastante cansada, casi decido quedarme en esta ciudade encantadora – Nájera. Pero creé fuerzas para seguir hasta el pueblo con el cuento más encantador:
Santo Domingo de la Calzada: donde cantó la gallina después de asada.
El albergue era el monasterio, en la recepción una monja muy mayor de sonrisa entrañable y voz dulce.
Me arrastré a la habitación con las alforjas llenas de barro. Ducha caliente, ritual de lavar la ropa y leer un poquito sobre el pueblo. Hablaba de una gallina sin mayor explicación. Pregunté a los compis de habitación, pero no habían oído hablar de ni una gallina. Bajé las escaleras en búsqueda de la monja, nadie podría contarlo mejor que ella. Como no tenía panfleto, me lo contó con sus propias palabras. Salió del mostrador con pasos cortos para mirarme de cerca con aquellas gafas enormes y solo le faltó arregazar las mangas:
Resulta que – y coloca mejor las gafas… hace muchos años una pareja de peregrinos alemanes y su hijo pasaban por Santo Domingo de la Calzada. La hija del posadero se enamora del chico alemán y ante su poco interés, ella, por venganza, esconde una copa de plata entre sus pertenecías y denuncia el robo.
El corregidor del pueblo le manda buscar y le condenan a muerte, ahorcándole. Sin embargo, Santo Domingo de la Calzada testimonio de la injusticia, le devuelve la vida resucitándole. Los padres del chico van a contar al corregidor que su hijo está vivo, al que contesta con despecho diciendo que su hijo está igual de vivo que el gallo y la gallina asados por su mujer. En este instante las aves recuperan las plumas y la vida, dando fe del milagro.
La catedral ya estaba cerrada. Pero tuve el privilegio de subir en la torre más alta de La Rioja y contemplar sus enormes campanas y los rojos tejados del pueblo.
Fui a cenar sola, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Quería abrazar a aquella monja. Ya no me acordaba que me dolían las piernas.
Dale una vuelta a tu destino:
Monasterio Nuestra Señora de la Anunciación: dormir en el monasterio es auténtico y lo hice en todas las ciudades que pude. Las habitaciones tenían de 3 a 5 camas. Un único baño por planta. Tiene pinta de ser bastante frío en invierno. La cocina es amplia y muchos peregrinos se animan a preparar la cena. Hay un jardín en la parte trasera donde puedes colgar la ropa. Como casi todos los albergues del Camino a las 22h cierra y a las 22:05 apagan las luces.
Carol de tanto pensar en el tema de la felicidad he llegado a la conclusion, de que la felicidad no es mas que los detalles del dia a dia, y son precisamente estos los que se olvidan…
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Pues vaya estafa, no?
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